“La última
palabra” autora: Silvia Schujer
Cuando empecé a
escribir esta historia no me di cuenta de lo que me iba a pasar. Tal vez porque
cuando uno agarra la lapicera y la apunta hacia el papel en blanco para
escribir (por ejemplo un cuento), no siempre sabe todo lo que va a contar.
A veces sabe muy poco.
Es más, a veces no sabe nada.
No era éste el
caso, de manera que lo que me ocurrió (mejor dicho, lo que me iba a ocurrir a
poco de iniciar esta historia) verdaderamente me sorprendió. ¿Cómo iba yo a imaginar
–a pensar siquiera- que teniendo las ideas tan claras como las tenía, podía
faltarme una palabra? La última, para ser más exactos.
Porque
precisamente en el párrafo anterior fue eso lo que descubrí: que me faltaba la
última palabra.
Claro que, como recién estaba llegando a la mitad, no me preocupé
demasiado.
Pensé: “se me
debe haber escapado”, “ya va a volver”, “las palabras son así”, “van y vienen a
su antojo”.
Entonces seguí escribiendo como si nada.
Bueno, como si nada grave pasara. Y escribí lo que sigue, al principio
Con la esperanza de que la última palabra
viniera sola y después buscando por todas partes sus posibles escondites.
Intenté empezar de nuevo para ver
si la última se me había quedado enganchada con alguna de las primeras
palabras. Puse en letra grande: CUANDO EMPECÉ A ESCRIBIR ESTA HISTORIA NO ME DI
CUENTA DE LO QUE ME IBA A PASAR. Mejor dicho, de lo que ya me había pasado.
Porque miré fijo letra por letra, leí en voz alta para ver si de la punta de la
lengua me brotaba algo, y nada.
Entonces me fui al diccionario.
De la A a la Z revisé todas las palabras metidas ahí adentro, y por más que
algunas me parecieron hermosas –“clepsidra”, por ejemplo- ninguna resultó ser
la última palabra de mi cuento.
Ahí nomás entré en pánico. ¿Cómo iba a ser
el final? ¿Cómo podría terminarse alguna vez esta historia si su última palabra
no estaba ¿Significaba todo esto que tendría que seguir escribiendo sin pausa,
hora tras hora, día tras día hasta que la última palabra se le diera por
aparecer?
Empecé a imaginarme cosas
horribles. Que se me acababa la tinta, luego las lapiceras y tenía que
pincharme un dedo para seguir escribiendo con sangre. Que se me terminaban los
papeles, los cuadernos, las resmas… y tenía que seguir escribiendo en las
paredes primero y en las veredas después. Bajo la lluvia o al rayo del sol.
Entre las pisadas de la gente que a lo mejor borraba con la suela mis
historias.
Fue entonces cuando decidí poner
punto final en cualquier parte. Donde quedara mejor. Donde las ideas dijeran
“basta”, “hasta aquí llegamos”.
Donde los
lectores empezaran a bostezar o a poner cara de desesperación. O a dudar sobre
si ellos también podrían quedar atrapados adentro de una historia a la que
siempre –por los siglos de los siglos- le habría de faltar la última.
“La última palabra” Silvana Schujer
Escritura ficción, ¿qué está pensando la
palabra que se niega a salir? (primera persona)
Romina Selena Campos (alumna de 5º grado,
área lengua)
Yo soy una palabra, me llamo “Equipo” y mi
papá se llama “Trabajo”, mi hermano se llama “En” y mi mamá se llama “Acuerda”
todos somos muy felices. Pero mis papás quieren que me vaya de mi casa, que es
la hoja, yo me niega a irme por estas razones:
La familia, Trabajo En Equipo y Acuerda, no
está completa.
No me quiero ir de mi casa.
Tengo miedo a borrarme.
Tengo miedo que me lleven a otra hoja. Por
estas razones “no” me quiero ir de mí casa.
Sasha Gonzalez (alumna de 5º grado, área
lengua)
Yo soy la palabra que no quiere salir,
porque soy muy tímida y me da mucha pero mucha vergüenza que las otras palabras
me miren.
Cuando me pongo de frente o al costado de
una palabra me pongo roja como un tomate y todas las palabras se ríen; por eso
me niego a salir.
Rodrigo Quiñelen (alumno de 5º grado, área
lengua)
Yo quería estar en el cuento, porque es muy
bonito y además suena con rima y es muy pegajoso y la autora es genial.
Además es muy bonita y quiero conocerla,
que me dé un libro firmado de ella. Sus libros son muy bonitos. Si ella me
encuentra voy a ver su rostro que es tan brillante y tan encantador.
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